En un magnífico palacio de caza del rey Enrique IV, se encuentra uno de los monasterios más destacados de Segovia. El rey Enrique IV donó su palacio de campo a los monjes franciscanos a mediados del siglo XV.
Más tarde fue donado a las monjas clarisas por los Reyes Católicos, transformándose en un convento de clausura. A lo largo de los siglos, este monasterio ha preservado su destino original, convirtiéndose en un legado histórico y artístico sin igual.
Entre sus joyas, se encuentra la iglesia barroca del siglo XVIII con su techo mudéjar y un retablo flamenco del siglo XV con la representación de la Pasión de Cristo.
También destacan la Sala Capitular, la Sacristía, el Claustro y el Refectorio, cada uno con techumbres de estilo mudéjar.
Si preguntas a cualquiera que haya estado en el Monasterio de San Antonio el Real, te dirá que es un destino único.